El 11 de noviembre es fiesta de San Martín de Tours, un militar romano que compartió su capa con Cristo, hecho que popularizó la palabra “capilla” en el mundo cristiano.
San Martín de Tours nació en Hungría por el año 316 de papá y mamá paganos. Tras recibir el bautismo y renunciar a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia), en el que vivió la vida monástica con la dirección de San Hilario. Más adelante recibiría el orden sacerdotal y sería elegido Obispo de Tours. Murió en el 397.
La tradición indica que un día de crudo invierno, siendo él un joven militar, se encontró en el camino a un pobre hombre que sufría por tener poca ropa. Martín, al no tener nada que regalarle, dividió su capa en dos partes iguales con su espada y le dio la mitad.
Por la noche, vio en sueños que se le presentó Jesucristo con la media capa y que le dijo: “Martín, hoy me cubriste con tu capa”.
La media capa de San Martín de Tours fue puesta en una urna y se le construyó un santuario pequeño. Como en latín “media capa” se dice “capilla”, la gente solía decir: “Vamos a orar donde está la capilla”. De esta manera el nombre “capilla” se popularizó y se puso a los pequeños lugares de oración.
San Martín es patrón de Francia y Hungría. Así como de la ciudad de Buenos Aires, donde nació el Papa Francisco.
Según la costumbre con un nuevo lugar fundado, los españoles tenían que consagrar la “Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires” a un santo. Es por ello que en un sombrero pusieron papeles con propuestas de santos.
Cuando fueron a sacar los papeles salió San Martín de Tours. No conformes, por tratarse de un “santo francés”, repitieron la elección dos veces más y volvió a salir el mismo nombre. Finalmente fue aceptado y de esta manera San Martín de Tours se convirtió en patrón de la actual capital de Argentina.
Biografía
Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía el uniforme militar.
Durante más de 15 siglos ha sido recordado nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en Amiens (Francia). Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: "Martín, hoy me cubriste con tu manto".
Sulpicio Severo, discípulo y biógrafo del santo, cuenta que tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo: "Hasta ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa religión". El general quiso darle varios premios pero él le dijo: "Estos regalos repártelos entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales".
En seguida se fue a Poitiers donde era obispo el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de instruirlo.
Como Martín sentía un gran deseo de dedicarse a la oración y a la meditación, San Hilario le cedió unas tierras en sitio solitario y allá fue con varios amigos, y fundó el primer convento o monasterio que hubo en Francia. En esa soledad estuvo diez años dedicado a orar, a hacer sacrificios y a estudiar las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y varios prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".
Un día en el año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.
En Tours fundó otro convento y pronto tenía ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su madre y a sus hermanos que eran paganos.
Un día un antiguo compañero de armas lo criticó diciéndole que era un cobarde por haberse retirado del ejército. Él le contestó: "Con la espada podía vencer a los enemigos materiales. Con la cruz estoy derrotando a los enemigos espirituales".
Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia.
Dice su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.
Un día en un banquete San Martín tuvo que ofrecer una copa de vino, y la pasó primero a un sacerdote y después sí al emperador, que estaba allí a su lado. Y explicó el por qué: "Es que el emperador tiene potestad sobre lo material, pero al sacerdote Dios le concedió la potestad sobre lo espiritual". Al emperador le agradó aquella explicación.
En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían vivir en paz con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: "Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?".
Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque en ese tiempo se acostumbraba torturar a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.
Supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". El santo respondió con una frase que se ha hecho famosa: "Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehúso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar".
Pero Dios vio que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra.
El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.
¿Sabías que San Martín de Tours es uno de los 3 patronos de la Guardia Suiza?
Hoy 11 de noviembre celebramos la fiesta de San Martín de Tours, ocasión que sirve para explicar por qué este santo es uno de los patronos de la Guardia Suiza Pontificia junto con San Sebastián y San Nicolás de Flüe.
En su discurso pronunciado el 6 de mayo de 2017 durante la ceremonia de juramentación de los nuevos reclutas, el Comandante General de la Guardia Suiza, Christoph Graf, pidió a los jóvenes imitar las virtudes de San Martín de Tours para cumplir con su misión.
En su mensaje, publicado en el diario del Vaticano, L´Osservatore Romano, Graf recordó que este santo “se hizo famoso por su acto de misericordia y amor al prójimo”.
Con ello se refirió al gesto de San Martín de Tours cuando cortó su capa para darle la mitad a un mendigo para que se cubriera del frío. Dice la tradición que por la noche, el santo vio en sueños que se le presentó Jesucristo con la media capa y que le dijo: “Martín, hoy me cubriste con tu capa”.
Graf indicó que San Martín de Tours, San Sebastián y San Nicolás de Flüe “eran soldados. En el mundo actual viven muchas personas ejemplares que nunca han sido proclamadas oficialmente santas por la Iglesia. Pienso en los cristianos que han sido asesinados cruelmente por razones de fe en Medio Oriente y en África”.
Al reflexionar sobre la vida de estos tres santos, “pienso en las personas que están en las zonas de guerra que se ofrecen voluntariamente en favor de la población civil que es probada por el sufrimiento”.
Por otro lado, el Papa Francisco suele recibir a inicios de mayo a la Guardia Suiza en la Sala Clementina, en el Vaticano, y siempre invoca sobre ellos la protección de San Martín de Tours, de San Sebastián, San Nicolás de Flüe y la Virgen María.
Dentro del Vaticano, la Guardia Suiza tiene una capilla privada. Se trata de la Iglesia de San Martín y Sebastián de los Suizos, dedicada a San Martín de Tours y San Sebastián. Fue construida en 1568 por mandato del Papa Pío V.
En el año 2007, la Guardia Suiza realizó una peregrinación a la ciudad de Tours, en Francia, donde su santo patrón fue Obispo, y en el año 2012 fueron a la ciudad de Szombathely, en Hungría, para visitar el lugar donde nació San Martín de Tours.
La Guardia Suiza Pontificia fue establecida por el Papa Julio II en 1506 para su protección personal.
El bautismo de fuego de los protectores del Pontífice tuvo lugar el 6 de mayo de 1527, durante el saqueo de Roma. Ese día, 147 de los 189 guardias murieron luchando contra las tropas del Emperador Carlos V para permitir al Papa Clemente escapar, escoltado por los guardias suizos restantes.
En memoria de ese día, los guardias juran todos los años defender al Santo Padre hasta dar su propia vida.
Este ejército, conformado por más de 100 soldados, tiene la responsabilidad de velar por la seguridad del Papa, acompañarlo en sus viajes y proteger al Colegio Cardenalicio cuando la Sede Apostólica está vacante.
También controlan las entradas en el Vaticano y están encargados de algunos servicios de honor en audiencias, recepciones y Misas.
San Martín de Tours nació en Hungría por el año 316 en el seno de una familia pagana.Tras recibir el bautismo y renunciar a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia), en el que llevó una vida monástica bajo la dirección de San Hilario.
Más adelante recibiría el orden sacerdotal y sería elegido Obispo de Tours. Murió en el año 397.