"Dios no te arranca de tu ambiente, no te remueve del mundo, ni de tu estado, ni de tus ambiciones humanas nobles, ni de tu trabajo profesional... pero, ahí, ¡te quiere santo!", decía San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei y conocido como “el santo de lo ordinario”, quien hace 41 años partió al Cielo.
Cierto día vio en la nieve unas huellas de los pies descalzos de un religioso e intuyó que Dios deseaba algo de él. Poco a poco fue aumentando su inquietud vocacional e ingresó al seminario. Más adelante estudió la carrera civil de derecho en la Universidad de Zaragoza.
Es ordenado sacerdote el 28 de marzo de 1925. Años posteriores, con permiso de su Obispo, se traslada a Madrid para obtener el doctorado en derecho. El 2 de octubre de 1928, Dios le hace ver lo que quería de él y funda el Opus Dei.
En 1933 el Santo promovió una academia universitaria comprendiendo que el mundo de la cultura y la ciencia es un punto importante para la evangelización de toda la sociedad. Al estallar la guerra civil en 1936 se inicia la persecución religiosa y San Josemaría se ve obligado a refugiarse en diversos lugares hasta llegar a Burgos.
Poco a poco se le fue encomendando cargos importantes en el Vaticano y sigue con atención el Concilio Vaticano II, relacionándose con muchos padres conciliares. Viajó por diversos países de Europa y América impulsando y consolidando el trabajo apostólico del Opus Dei.
"Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo", animaba San Josemaría.
Partió a la Casa del Padre el 26 de junio de 1975, a consecuencia de un paro cardíaco y a los pies de un cuadro de la Santísima Virgen de Guadalupe. Fue canonizado por San Juan Pablo II en el 2002.