Hoy la Iglesia celebra al Beato Stepinac, que luchó contra totalitarismos del siglo XX
“Yo sé cuál es mi deber. Con la Gracia Divina lo cumpliré hasta el final, sin odio contra nadie, pero también sin miedo a nadie", decía el Cardenal Stepinac, quien se opuso a los abusos del nazismo, fascismo y comunismo. Falleció por una enfermedad contraída en la cárcel y su fiesta se celebra el 10 de febrero.
Alojzije (Aloisio, Luis) Stepinac nació en 1898 en Krasic (Croacia). Tuvo que vivir las consecuencias de la Primera Guerra Mundial. A los 32 años fue ordenado sacerdote en Roma.
Cuatro años después fue consagrado Arzobispo Coadjutor de Zagreb, encargo pastoral que asumió de modo pleno en 1937. En su trabajo pastoral, el Beato Stepinac se destacó por defender los derechos y la dignidad de los que sufrían, sin importar su religión, nacionalidad o raza.
En la Segunda Guerra Mundial, levantó su voz ante la injusticia, mientras protegía a los perseguidos y necesitados. Después de esta guerra, su nación fue forzosamente incorporada a Yugoslavia.
En este contexto y con el régimen comunista bajo las órdenes del Mariscal Tito, los sacerdotes eran torturados y las escuelas católicas, destruidas. Entonces el Mariscal le propuso a Stepinac que se separe de Roma y forme la “Iglesia Nacional”.
El Prelado se opuso, fue acusado de ser colaborador nazi, fue llevado a juicio y condenado a 16 años de trabajo forzado. Estando en prisión, el 12 de enero de 1953 fue creado Cardenal por el Papa Pío XII.
Para amedrentar al Beato y que no alce su voz de protesta contra las injusticias, torturaron a su madre y la confinaron a un campo de concentración. Lo mismo hicieron con su hermano.
Como no lo podían ejecutar, pusieron junto a su celda aparatos de rayos “x” para irradiarlo todas las noches. De esta manera lo condenaron a una muerte lenta y dolorosa. Después de unos años en la cárcel, volvió a su tierra natal donde ofreció sus dolores por su pueblo.
Partió a la Casa del Padre el 10 de febrero de 1960. Sus últimas palabras fueron “Fiat voluntas tua” (“Hágase tu voluntad”).
Durante la Misa de beatificación en 1998, en Croacia, San Juan Pablo dijo: “En la persona del nuevo Beato se sintetiza, por así decir, toda la tragedia que ha afectado a las poblaciones croatas y a Europa durante este siglo marcado por tres grandes males: el fascismo, el nazismo y el comunismo. Ahora se encuentra en el gozo del cielo”.
Al respecto, el Beato Stepinac también se pronunció en 1943: “Nosotros, al condenar todas las injusticias, todas las matanzas de inocentes, todos los incendios de aldeas tranquilas, toda destrucción de los esfuerzos de los pobres, (...) respondemos así: la Iglesia apoya un sistema que tiene tantos años como los diez Mandamientos de Dios. Estamos a favor de un sistema que no ha sido escrito sobre tablas corruptibles, sino con el dedo del Dios vivo en las conciencias de los hombres”.