Hoy se celebra a santo Domingo de Silos, un gran abad defensor de la justicia
“El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el ama, a ese debo temer", le dijo un día Santo Domingo de Silos a un rey que abusaba de su poder. Su fiesta se celebra cada 20 de diciembre. Conozca el por qué muchas madres se encomiendan a él para tener un buen parto.
Domingo de Silos es el primero de varios santos con este nombre, el cual significa “consagrado a Dios”. Nació en la villa de Cañas, entonces reino de Navarra y hoy actual España, por el año 1000. Fue hijo de agricultores y ayudante del párroco del pueblo. Fue ordenado sacerdote a los 26 años, algo considerado muy temprano en aquella época.
Después de una experiencia eremítica, ingresó al monasterio benedictino de San Milán de la Cogolla. Más adelante fue nombrado prior de Santa María de Cañas, donde demostró su habilidad administrativa que hizo prosperar el priorato. Luego lo nombraron prior mayor del monasterio.
Cierta ocasión el rey se presentó en el monasterio buscando abastecerse de sus bienes. Domingo le dijo: "Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder”. El rey enfurecido logró que el abad lo desterrara al priorato de San Cristóbal o también llamado Tres Celdas.
Posteriormente, el santo va Castilla donde el rey Fernando le ofreció protección y se instaló en una ermita perteneciente al monasterio de San Millán. El rey propuso a Domingo como abad del monasterio de San Sebastián de Silos, que se encontraba en gran declive. La prosperidad empezó a llegar a esa obra por la vida fervorosa que se llevaba en la comunidad y las actividades culturales y artesanas que se realizaban. El monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.
Santo Domingo logró la liberación de cristianos prisioneros y esclavos de los musulmanes. Sus oraciones a Dios lograban que muchos se curaran. Era bien conocido por ayudar a los necesitados, pero no se dejaba engañar.
Una noche, los ladrones quisieron robarse la cosecha del monasterio. El Santo los dejó trabajar sin hacer nada y cuando ya tenían todo recogido en costales, mandó a los monges con garrotes a decirles que les agradecían por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que se podían ir. A los ladrones, para que no se fueran tristes, les envió como pago de su trabajo un buen desayuno.
Profetizó la fecha de su muerte y un 20 de diciembre de 1073 partió a la Casa del Padre. 96 años después de fallecido se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Es por ello que al niño le pusieron de nombre Domingo y por las que muchas embarazadas se encomiendan a Santo Domingo de Silos por un buen parto.